jueves, 19 de julio de 2012

Good masquerade for the pretender

Vendí mi alma a la inseguridad para vivir con miedo a la realidad.
Cambié la moneda por otra vuelta en el juego de la vida.

Vivir matando el tiempo, pretendiendo ser esa persona que todos esperan. Jugando a ser ese personaje que hasta yo anhelé interpretar. 
Estoy empezando a cansarme de tratar de  dar lo mejor de mí. Estoy empezando a perder todas las partidas por escuchar a la mente en lugar de al corazón. 

Finjo, finjo y finjo. Y me lo termino creyendo. 
Soy una persona distinta para cada quién, y cuando estoy yo sola ni siquiera se quién soy. 

Los sueños ya se alejan, y con ellos, lo que de verdad soy. Y con el tiempo me empiezo a preguntar quien soy, quien sos, por qué estoy, por qué existo.

Mi corazón me esta dando vida o muerte, pero no puedo elegir.

No hay presencia, ni esencia, ni miedo, ni valor, ni tiempo, ni distancia, ni milagro, ni sueño, ni perseverancia, ni amor, ni soledad, ni sol, ni noche, ni intento, ni muerte, ni vida, ni resistencia, ni abuso, ni todo, ni nada que pueda parar lo que siento. Es algo imparable que me abruma la existencia desde el día que se dio cuenta  que yo era la persona perfecta para atormentar.

¿Que más dá? Después de todo, la vida sigue, y sea el problema que tenga yo, vos, él, ella, o cualquiera, es mi problema. Es esto lo que me tocó lidiar. 
Cada loco con su tema, cada uno con su dilema, cada persona con su queja.

Esto es lo que me tocó.

No hay comentarios:

Publicar un comentario