"-Pertenecemos a dos mundos distintos, ¿sabes? Muchas veces en el
medio de tu llanto yo te hablaba pero te rehusabas a escucharme. Tapabas tus
oídos y observabas el derrame de tus lágrimas, pero jamás tuviste el valor de
levantar la vista para ver que yo apuntaba hacia adelante. Te gritaba para que
te pongas de pie y salgas de tu miseria, para que sigas con la vida que tenías
por delante. Soñabas con verme, pero nunca te diste cuenta de que yo estuve
junto a tu lado todo el tiempo. Jamás me fui. Siempre estuve para guiarte, como
si fuese una especie de ángel invisible sin que notaras mi presencia y aun así
aclamaras por ella. Hoy que vuelves a sonreír, en tu mente existe una voz que
te miente y te obliga a que caigas… no la escuches. Sabes que estoy a tu lado.
Tienes que ser más fuerte que nunca e ignorar a tu alrededor, ignorar las
piedras, ignorar cada tropiezo que puedas llegar a cometer en el camino, y solo
seguir adelante.
Soy parte de tu alma, parte de tu vida. Ya no hay marcha atrás para que
deshagas de mí. Sé que te lastimé, y me disculpo, pero prometo ayudarte en todo
lo que pueda si mantienes tu mente abierta y tu corazón atento.
Ya es tarde –suspiró-, creo que debo irme. Pero descuida, es solo por
un tiempo. No trates de seguirme, volveré
–y con esa última palabra, se desvaneció".