jueves, 25 de julio de 2013

Inconcluso

Muchas veces el insomnio me trae a pensamientos que no logro reconocer dentro de mis limites. Se asemejan a esas palabras que quedan revoloteando en mi cabeza luego de ver una película que me erizó la piel. Me gusta escribir, pero a veces las palabras toman un giro extraño y se tornan difusas. Casi tanto como mi percepción. Quizá nunca me tomé el tiempo suficiente para escribir acerca de lo que me mantiene despierta. Quizá nunca me dediqué a aclararlo, de quitarlo de mi interior. Está ahí, turbo, merodeando, estorbando. Me cuesta expresar algo que no entiendo. Por qué siento que no encajo. Por qué soy distinta y quiero demostrar ser como todos. Por qué estoy obsesionada con una imagen. Por qué no puedo parar ciertos pensamientos.  Por qué quiero parar un daño irreparable. Por qué siempre me digo que todo esta bien cuando se que no lo esta o por qué me gusta ver las cosas mal, creo.  En alguna extraña forma, me siento vacía cuando todo marcha como tendría, siento que falta lo esencial de la rutina. Y si, quizás soy adicta al dolor. O quizás lo odio tanto que llegó a ser parte de mi, como un tumor que me mata y debilita cada día. No se como definir "dolor". Cuando siento ese golpe en el pecho, cuando el acto-reflejo se refiere a mi muñeca izquierda, cuando el aire me asfixia y el llanto cae desconsolado, o cuando me digo "ya nada puede estar peor"... Supongo que hay es cuando siento dolor. No se lo que es perder un hijo. Ni ver como estos se van de mis manos al crecer. No se como es no tener dinero para comer. Ni como el frío se mete entre los huesos a falta del confortable calor de un hogar. No se tantas cosas que me resulta patético dar mi punto de vista sobre el dolor. Puede que yo sea una vaga que pretende dar lástima y busca excusas para demostrar y pensar que está loca y que todo lo que piensa tiene como explicación la demencia, como también que ciertamente esté loca. No tengo noción del mundo. Llevo quince años habitándolo y a veces quiero demostrar que sé como se maneja todo aunque me faltan tantos años que ni siquiera los puedo contar, porque son impredecibles. Me podría morir mañana y moriría con una versión sombría de este mundo, o me podría morir ya siendo una anciana con una sonrisa de oreja a oreja pensando que todo valió la pena y que este es un buen lugar para vivir. No puedo hablar teniendo tan poca experiencia. Y sin embargo acá estoy, hablando. Algo me atrae. Me seduce. Esto que llamo vida, o mejor dicho, esto que elijo ver. O me muestran. Todavía no decido esa parte. Me asusta el saber cuanto me falta. No por la proximidad de la muerte, si no por eso que veré y sentiré, las rutas que me faltan transitar. "No llores por rutas que no has transitado."  Me resulta irónico, pensé que nunca iba a entender lo que significa esa frase. He visto tantos caminos que podría tomar y siempre me quedé con el monótono. Hice y hago cosas que no son propias, se que me están desviando, pero es difícil cuando no se donde tengo que ir. Una buena respuesta? Hacia adelante. Soy una linea curvada de contradicciones. La vida y sus vueltas me marean más que cualquier ruleta. Lo frágil que puede resultar un alma  que suele apreciar detalles que nadie más parece ver, es escalofriante pero sorprendente. Puede que el mundo esté lleno de ignorantes, cobardes e imbéciles, pero si no fuese por ellos no notaría esta diferencia que acabo de encontrar. Nací para observar, para vivir y explorar, para soportar ese pesar que me causa lo que no está y lo que no llegó, y lo ruidosos que me resultan los silencios. Podría escribir esto por lo que resta de mi vida, si es que se acaba, pero prefiero seguir contemplando. Tengo más preguntas para desvelarme, como también muchas lágrimas más por derramar, pero lo más importante, es que tengo más rutas para recorrer. Tanto esta, como alternativas. Ninguna me llevará al comienzo, pero se que la del comienzo me trajo a esta. Y las piedras que me hacen detener, serán parte del pavimento algún día (...). 

miércoles, 17 de julio de 2013

fuego de luz,
hielo de sal,
alas desplegadas en la noche, como un sube y baja, como un vaivén que no para, como mentes cruzadas, como pies descalzos sobre la tierra mojada, como labios secos entre el agua.
fría, casi petrificada, inédita, inconclusa. sus clavículas rotas dejan rozarse contra el viento.
oscura, nocturna, controvertida. tan ácida como el veneno.
"-está bien" dijo ella, "crucemos la puerta".
lo tomó de la mano. su rostro cambió. se convirtió en ese rostro puro que solía ver. pálido, labios rojos cual carmín, sumido entre el licor.
y cruzaron la salida del maldito sueño que vivían.