sábado, 13 de septiembre de 2014

búsqueda

es gracioso lo que hago para embellecerme, lo que pienso que me embellece, lo que pienso que me embellecerá ante vos.  
es gracioso que busquemos convencernos de que no somos lo suficientemente hermosos, o inteligentes, o interesantes, o poéticos, o divertidos o simplemente no suficientes cuando ni siquiera sabemos con totalidad qué es cada cosa. 
busco ser lo suficientemente suficiente para convencerte de que no tenés que buscar más ser algo de todo eso, porque lo que buscabas está a tu lado. lo que buscabas tener llegó en forma de inseguridad buscando ser lo que buscás.

es gracioso que no intentes embellecerte, ni intente embellecerte, ni haya manera de embellecerte más, porque tenés todo lo que busco, aunque busque algo distinto a lo que tenga que buscar.

domingo, 7 de septiembre de 2014

vos

la noche cayó la otra vez y yo empecé a dar vueltas en mi mente. como ese día en el que nuestras miradas se cruzaron y yo me perdí un rato, porque la fuerza de tus ojos me volteaban como el viento del invierno. y ahí me hubiese gustado poder decirme "no caigas, no te enamores, porque de ahí en más no hay vuelta atrás". por desgracia, cuando el corazón siente algo, se expande hacia los ojos, oídos y boca, dejandote ciega de la realidad, sorda de la verdad y muda de cualquier miedo. por eso en esa noche que cayó, tu nombre distorcionado con los recuerdos más escasos comenzó a rebotar por cada rincón de mi cuerpo, y yo quise que pare. y logré pararlo, o al menos logré detener mi conciencia, así por lo menos cuando tu imagen ya muy borrosa pase cerca de aquél día en el que me tomaste del mentón y me acercaste hacia vos, no duela tanto.
¿te acordás cuando hablamos del poder de callar las voces de adentro respirando ondo, tomando rápido e inhalando despacio? ahora estoy sola, y tengo que pararlas. porque me hablan de vos. y me refrescan mis errores para recordarme que te perdí, y que no vas a volver. y que quizá aquél día en el que me dijiste "no, jamás voy a dejar de hablarte" es el que no para de recorrer mi cabeza como un insecto preso dentro de un frasco: hacia arriba, los costados, abajo, de vuelta hacia arriba y abajo otra vez.