viernes, 18 de mayo de 2012

El amor, el que te hace esperar, el que te hace soñar y vivir soñando. Si hay un dolor que nos gusta sufrir, si hay una enfermedad sin cura o una adicción sin fin, es el amor. Si bien todas las maneras de amar son distintas, hay tres que son tan comunes al punto de que cualquiera es capáz de reconocerlas:

El que lo tiene y lucha por conservarlo. Que todas las mañanas se levanta preocupado, pensando en que pasaría si no lo hubiese encontrado.

El que no lo tiene y lo vive buscando. Es errante pero persistente. Y todavía tiene las esperanzas de conseguir uno que le devuelva el sueño que a perdido en las noches de incesante desvelo.

El que no lo tiene y no lo tendrá. Ese es el que duele. El que trata de ser conformista con la realidad aún viviendo en sueños. El que vive matando el tiempo. Aquél que busca las oportunidades para seguir viviendo con la ilusión encendida. El que vive mirando y anhelando. El amor que duele es el que a pesar de que odie jugar, sigue apostando. El amor doloroso es el que vuelve a poner las manos en el fuego por una persona, y vuelve a caer pensando que alguien va a agarrarlo.
Y a pesar del correr de los años, igue esperando por el día que nunca llegará.

El amor, en medio de la fantasía y la realidad
En medio del dolor y la felicidad
En medio del color y la neutralidad. 








jueves, 17 de mayo de 2012

Es complicado escribir lo que estoy pensando porque, como la mayoría de las veces, son palabras sueltas que tengo que atrapar. Y cuesta.

Empecemos por el principio... la felicidad.

Hasta el punto que yo puedo ver, cuando uno es adolescente se encarga de cosas que parecen "mas importantes" y dejamos de lado lo que importa de verdad para hacer la felicidad verdadera. Y les puedo asegurar, que soy de esas personas que se preocupan por quedar bien con mis papás, pero por eso no quedar como una pelotuda con mis amigos. Soy de esas que dicen que no importa la opinión de los demás, pero a la hora de enterarse de lo que andaban diciendo soy la primera que cree en todo lo que los demás tienen instalado en esas cabezas ignorantes de mierda. Soy de esas que esta sonriendo cuando por dentro esta destrozada. Soy de esas que cae en cuentitos truchos cuando la realidad está adelante de mis propios ojos. Y no me niegues que vos también.

Es jodido ser adolescente. Tenes que luchar contra el mundo y por último te acordás de vos y de lo cansada que estás de pelear. Pero mucho más jodido, es darte cuenta que estás perdiendo años de tu existencia preocupándote y mortificándote por cosas que a la larga van y vienen, pero en el momento, son el hilo del que prende tu vida.

Lo que entiendo un poco más todos los días, es que no importa que tan buenos, que tan perfectos, lindos, flacos, altos, rubios, de ojos claros, talentosos o simplemente "normales" seamos, nunca va a ser suficiente para todos. Alguno siempre va a tener que aprovecharse del mínimo error para ponerte en una carrera contra tu satisfacción y que ahí empieces a cuestionarte todas las noches acerca del por qué de ese error, por más minúsculo que sea. ¿Se va a ir en algún momento es histérica manía nuestra? ¿O es parte de la vida tener que afrontar TODOS LOS DÍAS la presión de no ser perfecto? Si pensás que no sos lo suficientemente perfecto para ser feliz, estás equivocado. Ser feliz no significa que todo sea perfecto. Significa que aprendiste a más allá de las imperfecciones.

Si hay algo que entiendo de la vida, es que la felicidad no se consigue si estás solo y no hay alguien en el mundo que aprecie tus defectos y disfrute de esos momentos que se impregnan a la memoria como el perfume de la rosa.
La felicidad solo es real cuando es compartida.


jueves, 10 de mayo de 2012

tweenty-one.

Hello everyone. Tengo ganas de decir que hace como una semana quiero llorar y no puedo. Es como si tuviera una risa plantada en la cara y no se me borra con nada. No se si es bueno o malo. Por más ridículo que parezca, a mi me parece que las lagrimas son la salida a muchas cosas y si las retengo no creo que consiga nada bueno. Sinceramente. me preocupa un poco.
Otra cosa: estoy empezando a mirar hacia adelante y creer en todo eso que dicen de "pasado pisado", "camina hacia el futuro" y esos versitos truchos de los que nunca sufrieron por algo que los mantiene en el pasado de por vida.
¿Que puedo sacar de todo esto? Lo primero es que se nota lo acostumbrada que estoy a vivir en la tristeza o a estar preocupada siempre por algo. Lo segundo, es que estoy demente. ¿A que persona le gusta estar triste? ¿Soy la única tarada? Lo que siento que puede responder a esto es que me gusta tener algo en la cabeza para taladrarmela todos los días. No me gusta estar feliz, u otra hipótesis es que lo que siento ahora no es felicidad verdadera. Que se yo, capaz estoy más loca de lo que pienso y es solamente eso.
Ahora viéndolo bien, tendría que hacer de lado un poco la mente de minita histérica que tengo yo y seguramente miles de flacas también.

Tengo tantas pelotudeces en la cabeza... Por ejemplo, ese presentimiento efímero de que todos susurran por atrás "Ahí va la loquita que se cortaba". Si digo que no me importa lo que dicen, les miento. Una, porque creo inmensamente en la frase "Las palabras duelen". Y dos, porque me pregunto para que carajo conté lo que me paso. No te digo que no tuvo sus ventajas, como por ejemplo, que mis amigas sepan el por qué de mi actitud el año pasado o que las personas piensen un poquito más antes de hablar, pero lo que me revienta es esa gente ignorante que habla, habla y habla y no me ayudan para nada. 
Si hay algo que odio en el mundo, es el prejuicio y el desprecio. ¿Que se gana con hacer sentir mal a otra persona? ¿Vas a ser mejor por decirle a otro que es peor? ¿Vas a hacer más lindo por decirle a otro feo? ¿Vas a ser más flaco por decirle a otro gordo? A todo esto, NO. Entonces, yo diría que antes de hablar y creerse "lo mejor" por hacer quedar mal a alguien, piensen un poco sobre el daño o las consecuencias que pueden traer las palabras o las acciones. Se los digo por experiencia.

Y bueno, nada. Ahora a seguirla remando, a seguir siendo la misma persona que trato de ser, a luchar contra la forever-alonidad y contra el deseo ferviente de encontrar a la persona causante de que hoy esté escribiendo en este blog pálido, que tanto me ayuda cuando estoy a punto de explotar.