domingo, 7 de septiembre de 2014

vos

la noche cayó la otra vez y yo empecé a dar vueltas en mi mente. como ese día en el que nuestras miradas se cruzaron y yo me perdí un rato, porque la fuerza de tus ojos me volteaban como el viento del invierno. y ahí me hubiese gustado poder decirme "no caigas, no te enamores, porque de ahí en más no hay vuelta atrás". por desgracia, cuando el corazón siente algo, se expande hacia los ojos, oídos y boca, dejandote ciega de la realidad, sorda de la verdad y muda de cualquier miedo. por eso en esa noche que cayó, tu nombre distorcionado con los recuerdos más escasos comenzó a rebotar por cada rincón de mi cuerpo, y yo quise que pare. y logré pararlo, o al menos logré detener mi conciencia, así por lo menos cuando tu imagen ya muy borrosa pase cerca de aquél día en el que me tomaste del mentón y me acercaste hacia vos, no duela tanto.
¿te acordás cuando hablamos del poder de callar las voces de adentro respirando ondo, tomando rápido e inhalando despacio? ahora estoy sola, y tengo que pararlas. porque me hablan de vos. y me refrescan mis errores para recordarme que te perdí, y que no vas a volver. y que quizá aquél día en el que me dijiste "no, jamás voy a dejar de hablarte" es el que no para de recorrer mi cabeza como un insecto preso dentro de un frasco: hacia arriba, los costados, abajo, de vuelta hacia arriba y abajo otra vez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario