sábado, 26 de enero de 2013

Sign



el día estaba gris. nadie se encontraba en las calles de aquella nueva ciudad. ni siquiera pasaban los autos. ni siquiera había un niño jugando. todo se propagaba al misterio, más del que esperaba. bajó del auto la única caja restante con sus pertenencias. arriba de todo se encontraba una foto enmarcada en cuadro plateado, y emanaba olor a vainilla (quizás ni siquiera lo poseía, pero lo sentía. como tanto en su vida). abrió las puertas del antiguo edificio en donde de ahora en adelante viviría, subió las escaleras, entró a su habitación, tiro la caja y soltó un suspiro. ella derramó una lágrima. todo había cambiado. había decidido olvidar, seguir siendo... porque le habían dicho que era lo que tenía que hacer: seguir. ¿cómo lo haría después de su partida? ¿cómo "seguiría siendo" después de perder a quien la había completado? era imposible. o muy difícil  casi tanto que no parecía ser una posibilidad.



"-siempre voy a estar." recordó. esas fueran sus últimas palabras. la enfermedad lo había deteriorado tanto que ni siquiera parecía él. tenía la piel casi transparente, las manos frías, la voz era solo un hilo, sus ojos estaban hundidos en el rostro, pero sin embargo conservaban su brillo. el mismo que tenían el día que se conocieron.

ella caminó hacía el balcón. miró hacia el sol oculto entre las nubes amargas, lluviosas, oscuras, tristes. dejó caer cinco lágrimas más y la última fue desde el ojo derecho. miró hacia arriba, y dijo:
"-siempre vas a estar." sintió un escalofrío que le recorrió la espalda acompañado por un "te amo" perdido en el viento y el silencio. sabía que era él. y sonrió.


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