Como un bocado de la prohibición, como un paso a la elocuencia, como una tentación al dolor, como una invitación a la locura, como la sal en la herida... así es nuestro amor.
Me advertiste que sería una masacre. Me advertiste que de esta avenida los corazones no salían con vida. Y me negué a escuchar los susurros que salían de entre tus labios... y te seguí eligiendo.
Ya no hay más que hacer con el dolor.
Y duele más saber que no me elegirías a pesar de que fuera la única.
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