El mundo puede dar mil vueltas y yo voy a seguir sola en un rincón, pensando en que hay un alguien esperando por su otra mitad tal como yo. Pero la imagen de esa persona se va distorsionando formando la misma cara que veo hace más de un año. A veces me hace bien. A veces me hace mal. A veces simplemente no entiendo porque no me puedo olvidar de lo que me hace sentir rara, si recordarlo me provoca daño. Después entiendo que soy yo de quien estamos hablando, y la mayoría del tiempo necesito un motivo para estar triste, porque si no, no voy a encontrar los que necesito para reír. Ahí, reacciono, y me digo; <<esto es parte de la vida. Es necesario. Cuando termines definitivamente de superar esto vas a estar lista para cualquier golpe. Es cuestión de tiempo. Sos fuerte, vos podes>>
Vuelvo a dar vueltas en el sillón, volviendo a reflejar ese rostro en lo profundo de mi corazón para finalmente caer rendida en el sueño, lista para despertar y volver a la rutina que me ofrece la realidad. Solitaria, pero, como todo, efímera.
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