domingo, 22 de abril de 2012

tweenty.

Hoy me levanté sosteniendo una mano en alto y olvidando todo dolor, fingiendo que no existía. Lo cierto es que hace dos días, comprendí que mi vida es un desastre, y aunque trate de maquillar heridas, en el momento de la reflexión o el holocausto, estas, sangran.
No encuentro palabras al definir que tipo de dolor es el que siento. Quizá es repentino, dudoso, diario, o quizá simplemente no existe. La cuestión es que se siente, y sin importar en que condición me encuentre, me destroza.
Nadie puede llegar a entender o simplemente hundirse en las mismas grietas que yo, porque cada persona siente distinto. No hay comprensión ni apoyo, solo palabras emergentes y espontáneas, que desaparecen al momento de colocarlas en acción.
El tiempo a veces deja de lado el sufrir, pero a veces se apega a el. Nada es fácil, nada es certero. Nada se encuentra en equilibrio y no hay lugar donde apoyarse. Todo se desmorona de a poco y el sol no ilumina los pedazos por recolectar. Es una búsqueda a ciegas de esperanza y fe, en la cual se cree en lo que no se ve.

Es solo la vida la que pasa, es nuestro tiempo el fugaz. Tratar de no ahogarse en lágrimas se imposibilita a veces, pero de nada sirve colapsar de risas y vivir en encantos. Para vivir, hay que vivir con los ojos abiertos, aceptando la realidad sin importar que tan fuerte nos pegue.


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