martes, 19 de marzo de 2013

Slipped Away

Estaba ahí sentada, en el borde de la cama, con la cabeza gacha y el animo cambiante. De minuto a minuto la luz parpadeaba, de un "se podrá" a un "apenas puedo respirar". Desganada y resoplando, con los pies pegados al parquét de madera, limpio, brillante, casi nuevo, sin ninguna huella o recuerdo, se dirige a la ventana entreabierta, dejando ver vagamente el sol oculto en nubes grises y pesadas. Asoma su cabeza con los ojos enormemente abiertos, desbordantes de agua. Siente el aire fresco y presiente su presencia blanca en la esencia. El viento la besó, la abrazó, la contuvo. La besó como no la besaría más, la abrazó con ánimos de  compañía, la contuvo sin un chantaje miserable de favores. Suelta un suspiro con aroma a menta, con aroma a recuerdos rondando por un laberinto sin salida. Coloca su mano en su propia mejilla, preguntándose por qué todo pasó tan rápido, por qué aquellos ojos todavía no dejaban de mirarla y aquella boca no se cansaba de besarla. Frunce el ceño. Cierra la ventana. Se dirige hacia la cama, vacía, desarmada. Y con la respiración agitada rompe los marcos de las fotografías que no dejaban quemarse, rompe el llanto y la frialdad. Rompe el mundo que la obligaba quedarse dentro.

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