martes, 30 de agosto de 2016

el aire corriendo a través de la ventanilla baja
el cielo rosado
las nubes apunto de explotar
y los rayos del sol contra la piel que anhela calor.
un par de labios suaves y una risa en medio de un silencio aturdidor.
una carretera demasiado gris para un paisaje tan lleno de color.
un camino que termina en el infinito, más allá, dónde tus palabras se escuchan y mi catarsis por fin cesa.
una lluvia que atina a llegar, mojar y calmar. que refresca y renueva. que une los trozos de tierra separados y calma a las sedientas flores marchitas, que pronto se caerán.
confieso que me debilita la soledad.
soy un punto intermitente en medio de un campo minado de lineas.
sospecho que el hilo rojo se cortó hace rato; cargo conmigo una aguja, en el bolsillo,
dispuesta a cosernos si es que está permitido.
ya lo hice varias veces con mi sombra, que caprichosa me abandonaba.
por favor, no me abandones.
me pregunto si el infinito tiene fin.
si el camino no es más que un trecho.
me pregunto si estamos recorriendo una vía que no se conecta,
si este río no desemboca,
si este cielo no nos deja flotar.
si es verdad,
por favor, no me abandones.


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